Tú, siempre has estado ahi..


Mírate.
Tú.
Caminando entre brasas
entre las astillas de mi cuerpo roto.

 Mírate, cuando apareces en ese tren,
 cargada de  alegrías, y  deseos,
  desplegando  velas,
 para ofrecerme tus besos.

 ¡Ay! tu camino y mi camino, roto.
 
Más, las ilusiones y las palabras pronunciadas,
salen a tu encuentro, y esta vez
 yo te veo llegar a mí.

 Aunque el sol nazca, bajo tormentas airadas.

Yo arrojo hasta el fondo de tu cáliz, mi secreto,
al mismo tiempo, se construye
 una verde
 y silenciosa  pradera, dónde tú, te haces presente.

 
Abriendo de nuevo  otra vez  la  puerta
a la vida, a esa vida, rota y compuesta,
con astillas de mi cuerpo roto,
y yo te sigo.
 
M.G.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bella reflexión de lo que es un amor en circunstancias adversas,
donde perdura la palabra dicha, aquella que quedo gravada en el alma gemela.

Querida amiga, no se cuanto hay de ti, en tus poesías, y cuanto hay de el,de ese amor tuyo, que custodias con tanto secreto, y generosidad de amor.

Felicidades

Vicente Fernández