Mírate.
Tú.
Caminando entre brasas
entre las astillas de mi cuerpo roto.
Mírate, cuando apareces en ese tren,
cargada de alegrías, y deseos,
desplegando velas,
para ofrecerme tus besos.
¡Ay! tu camino y mi camino, roto.
¡Ay! tu camino y mi camino, roto.
Más, las ilusiones y las palabras pronunciadas,
salen a tu encuentro, y esta vez
yo te veo llegar a mí.
Aunque el sol nazca, bajo tormentas airadas.
salen a tu encuentro, y esta vez
yo te veo llegar a mí.
Aunque el sol nazca, bajo tormentas airadas.
Yo arrojo hasta el fondo de tu cáliz, mi secreto,
al mismo tiempo, se construye una verde
y silenciosa pradera, dónde tú, te haces presente.
Abriendo de nuevo otra vez la puerta
a la vida, a esa vida, rota y compuesta,
con astillas de mi cuerpo roto,
y yo te sigo.
M.G.
1 comentario:
Bella reflexión de lo que es un amor en circunstancias adversas,
donde perdura la palabra dicha, aquella que quedo gravada en el alma gemela.
Querida amiga, no se cuanto hay de ti, en tus poesías, y cuanto hay de el,de ese amor tuyo, que custodias con tanto secreto, y generosidad de amor.
Felicidades
Vicente Fernández
Publicar un comentario