Se muere el alma


Aquí he llegado a cruzar
este desierto donde
puedo quemar mi alma.

Busco torpe y errante escondida
bajo este cuerpo desnudo,
sed de amor, donde reposar ya mis armas.

Deseo el amor firme
como la tierra que piso,
que no esconde nada.

Donde se pueda sembrar
amor, y cosechar en el mañana.


Alimento en mi alma, las pasiones de vida,
de un suspiro entre  sábanas, donde mi cuerpo
 pudiera mecerse al arrullo del que hablara.

Que mis brazos ya sintieran que no
necesito nada, sentir  que dos cuerpos son  uno
ya en el agua.
 
Sin desiertos, sin tormentas
que allá paz ya en nuestras almas.
 
Que el amor se domine por los astros
de nuestra marcha.

¡ Ay! amor, como me gustaría que de este desierto

ya no quedara nada.

 Pilar A.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Los desiertos querida y admirada
Pilar, te han hecho crecer en tantas cosas, como tantas cosas as vivido.
Un beso poeta.
Víctor.