Lejos de mi cuerpo...


Nada es mío,
ni esa mirada tuya, donde yo pongo
mis iluminados ojos
llenos de ilusión.

 
Sin el poder de convertirla
 en mi propio sueño.

Nada es mío,
ni tu sonrisa que trasmite
vida, ilusión y fuerza,
porque todo, lo que mi alma desea
es que superes, todo lo que te rodea.

Nada es mío,
cuando tus palabras dicen un,
 ¡te quiero, mi vida!
Porque yo, lejos de mi cuerpo
a distancia de mis sentidos,
solo preciso de tu mano
para sentir de nuevo la vida.

Nada es mío,
porque he sobrevolado el miedo
a no tenerte,
pero sin embargo, lo defiendo.



 Pilar A.