Te daré lo que tengo
mi corazón cansado, si lo quieres,
la perseverancia de mi deseo,
la ilimitada sed que hay en mis besos.
Te daré mi poesía
mi acelerada pluma.
Te daré ese misterio que guardo todavía en mi mirada,
el latido confuso de mis sienes
y el paraguas rasgado que me protege del sol y de la
lluvia.
Pero no puedo darte ese yo, que soy tu, y viceversa.
M.G.
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