El Dios que nos gusta


En el espacio corto y solitaria que me he quedado
la canción de las caricias y los besos necesarios
están en la nada.


 Todo se quedo quieto sin tu presencia
como si el cosmos dejara de girar
 y las estrellas sin luz se quedaran.


 Más el sol hace su presencia como aquel
Dios que nos gustaba…..


Nos gustaba la noche, el día, la lluvia y el
poema en la cama.


 Hoy quisiera ser la noche, solo la noche
para meterme en tu cama, lidiar con mis pasiones
en tu boca apasionada, leerte el poema, que mi
corazón derrama.


 ¡Ay! pero si fuese yo la noche, te elevaría en mis alas
para que no tocaras, lo hiriente de la tierra,
tú sin poder estar conmigo,
yo, volvería a vivir contigo, la existencia oscura
pero libre, que siento en mi alma.


Pilar A.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El poema bello y sentido de mujer enamorada.
Felicitarte, por estos sentimientos que expresas en cada uno de tus poemas.
Luis