El deseo infinito

Te contemple desde mi alma  
y me sentí  culpable de un extraño delito
no subía la mirada a tus ojos, rompiéndose
con ello en mi rostro, un  rubor infinito.

  
Más mi corazón latía, mi boca te buscaba
volando en mi mente el deseo…tú me besaste
descubriendo en mi alma, el placer que yo sentí
al encontrar el rival, que buscaba…

 
Con torpeza casi ordenada, sigo a tu lado
ya cómplice de tu mirada, sin rubor rompo en deseo
de ser tuya, desde mi boca hasta el alma.

 
Recogiendo de ti, el  torrente del deseo
que sientes al besarnos en la boca
donde rompemos con lo infinito
y todo se desborda.

¡Ay! De lo infinito quien hablara….. 
 
Pilar A.   

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