Sin voz

Mis manos arrastran la fatiga de la vida
manos viajeras en el tiempo
que aún se estremecen, en el encuentro,
obreras en cortejo…..

 Harán, los infinitos secretos
temblorosas e inseguras, de lo que hacen
llenas de silencios, de frió, y soledades
cuentan, las cuentas del rosario que acarician,
 donde los misterios se asemejan.

 Las manos

 No se aburren, no llevan cuenta de su desamparo
su voz no existe, su lenguaje corporal, son las caricias
más  quieren ser soporte
de amor y mente, sosegada.


Auxilio de soledades, socorro en las desdichas.


Pilar A.


 

 
 

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